El autor de la presente nota tuvo la oportunidad de asistir a una reunión de hispanos y americanos en Arizona, vistiendo un poncho, debido a las bajas temperaturas (bajo cero grados), que este país norteamericano viene soportando por estas días invernales. Prefirió no usar los acolchados y sofisticados sacones, sino este atuendo andino, que lo tiene como un recuerdo de sus queridos padres.
Sin inmutarse y exento de complejos y temores irrumpió en el salón de reunión, motivando cierta sorpresa entre los asistentes. No falto alguien quien le dijo, ese poncho es peruano?, al cual Pancho le respondió con un rotundo SI y de Huayan!, -para ser mas preciso-. Sin duda que fue una aclaración muy importante y oportuna para evitar confusión con los ponchos de otros lugares.
Si bien es cierto, que el poncho fue usado desde épocas precolombinas, no podemos dudar que es originario del Perú y específicamente de los andes, entre los cuales se encuentran Ancash, Huánuco, Junín, Ayacucho, Huancavelica, Apurimac y el Cuzco. Posteriormente, esta típica vestimenta se extendió por todo el Tahuantinsuyo. De allí que tenemos a los gaucho de Argentina, los guasos y mapuches de Chile y otros más, quienes hicieron lo propio para usarlos. especialmente en el medio rural.
En el Perú, los que se identificaron mas con el uso del poncho fueron los morochucos de Ayacucho, los korilasos del Cuzco, los montoneros de Arequipa y finalmente los chalanes del norte, estos últimos con fines mas festivos y exhibicionistas. Esta expansión del poncho, por otros países de Sudamérica, ha motivado, también, que existan diferentes estilos, tipos y colores en su fabricación.
El poncho ancashino, tiene un estilo diferente al de otras regiones del país y el poncho huayano tiene una particularidad muy singular y propia que lo identifica como tal. Si en la época incaica esta prenda era confeccionada especialmente con lana de alpaca y vicuña, posteriormente con la llegada del ganado lanar al Perú, el poncho se expandió mas con el uso de la lana de oveja.
De esta manera la confección del poncho en Huayán adquiere su propio estilo, diseño o marca autóctona. Luego de esquilar al carnero u oveja (ushata), las mujeres asumían la tarea (pushtcar) de transformar dicha lana en hilo, con la “pirua” en mano, (un palo con una tuerca a mitad del huso), sentadas en el patio de la casa o en la puerta que da hacia la calle, silenciosamente cumplían su labor artesanal al mismo tiempo que controlaban el tiempo, observando la sombra que iba creciendo en el cerro tutelar llamado Huantash. Un paquete de lana incrustado en la parte superior del palo, el mismo que iba sujeta a la cintura de la hilandera, con la mano izquierda iba estirando delicadamente las fibras de la lana y con la otra mano, girando hábilmente el palo para torcer la lana, hasta convertirla en hilo.
Luego de obtener los rollos de hilos, requeridos para la confección del poncho, estos ee desmadejaban para ser teñidos.. Y aquí viene la diferencia con otros ponchos; mientras que en otros lugares utilizaban colorantes químicos u otras sustancias, en Huayán se utilizaban las hojas del nogal, las cuales puesta a hervir en inmensas pailas, producían un liquido color nogal (una variación del marrón), cuyo olor y color de este liquido era característico e incomparable con otras tinturas. En este liquido se hacía hervir la lana todo un día. Luego de secarlos con el calor del sol, se enrollaban otra vez para ser enviados al telar, un instrumento artesanal que servia para tejer ponchos, frazadas, y otras telas para la confección de pantalones y sacones, bufandas, chullos, etc., atuendo tradicionales del pueblo andino.
Estos ponchos, que por lo general, tienen listones decorativos, pero combinado con hilo de algodón, de acuerdo al gusto del cliente, finalmente están “ribeteados” con tela del mismo color (marrón), tanto los bordes del cuello como de la terminaciones del poncho, para darle mayor presencia y evitar el deshilachamiento. En este trabajo, de elaborar el poncho huayano no podemos olvidarnos de sus confeccionista, don Pedro Minaya en el telar y doña Huberta Gomero,en su máquina de coser, tejiendo y ribeteando los ponchos, respectivamente, para vestir a todos lo huayanos.
En Huayán EL PONCHO era indispensable, tanto para protegerse de las inclemencias del tiempo, durante los trabajos en el campo, como para usarlos en el hogar o en la calle. Complementarios al poncho se usaba la bufanda y el chullo o sombrero. Niños jóvenes y ancianos lo han usado siempre, como vestimenta básica y necesaria. Aunque los que se fueron a Lima y a otras ciudades del país y del mundo, dejaron esta tradición de usar el poncho; algunos por involucrarse en otras costumbres y culturas foráneas y otros por vergüenza , complejos infundados o simplemente por el temor a ser llamado cholos o serranos, lo cual para el autor de la presente nota es algo ya superado.
El simple hecho de ver caminar por las calles de Nueva York o California, a Inmigrantes hindúes, árabes, judíos, etc.,con sus propias indumentarias, desinhibidos de todo tipo de complejos, nos hicieron entender que “el vestido no hace al monje” y que la cultura nuestra es tan igual o superior al de ellos.
Felizmente, el poncho peruano, ya se viene exponiendo al mundo entero, en eventos internacionales, como la ultima vez, cuando se desarrolló en Lima la reunión del APEC, cuyos prominentes presidentes asistentes al evento usaron el poncho peruano y saborearon el pisco saour. El poncho confeccionado con lana de vicuña es el que más valor tiene, por su gran calidad y finura.
Por éstas y muchas razones más, nos sentimos orgullosos de lo nuestro. EL PONCHO DE HUAYAN es algo especial en el Perú y en el mundo, por tanto lo usamos con mucho orgullo y satisfacción de ser peruanos, en cualquier parte del Perú y del mundo.
Francisco Castillo
Arizona-USA
2 comentarios:
Felicitaciones
Con grata sorpresa he podido descubrir este Blog, y mejor aun los artículos que se han publicado, felicito a las personas que tuvieron la idea utilizar este medio moderno para hacer conocer al mundo el pueblo de Huayán, tierra donde abri los ojos y escuchó mi primer llanto, si bien es cierto, la vida el destino de mis padres hicieron que me criara en la Costa no deje de amar a Huayan mediante ellos especialmente de mi Padre Rubén Garro Mejía. Queda la promesa de participar en este Blog, para ayudar a promocionarlo, a difundirlo y que sean muchos huayanos mas que tengan acceso a este medio, para escuchar sus voces y de esta manera enlazar esfuerzos para colaborar con el desarrollo de nuestra tierra Huayana. Felicitaciones nuevamente. Yosi Garro Angeles (nieta de Valentin Angeles y de Hildaura Sifuentes)
Gracias por el articulo, estuvo muy informativo. Me podrian decir donde puedo encontrar ponchos de vicuna en LIMA...Gracias
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