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30/12/10

EL NIÑO JESUS DE HUAYAN

Siguiendo el mismo enfoque del articulo anterior (La Virgen de Huayán-8 de diciembre), en esta oportunidad, trataremos sobre la singularidad con que se celebra en Huayán la fiesta tradicional del “25 de diciembre”, cuyas vivencias, también, quedaron impregnadas en mi mente, cuando aún era un infante.
Recientemente, un hijo mío de 11 años de edad, estudiante de un colegio de Arizona-USA, recibió la tarea de hacer una exposición sobre las costumbres navideñas en el mundo. Este jovencito, con raíces peruanas, no vaciló en elegir al Perú, para tratar sobre la navidad en el país de sus ancestros. Cuando me solicitó la respectiva información para su tarea, afloró en mi mente un sinnúmero de costumbres y tradiciones peruanas referidas a la celebración de la navidad en el Perú.
Lima, con sus nacimientos, pavos, panetones, chocolates, regalos y champañas, me parecía algo superfluo y artificial; sin trascendencia ni originalidad, identificada con costumbres foráneas como los nacimientos (pesebres) en los que se colocan escarchas para imitar navidades de otros países. Luego pasé a los retablos ayacuchanos o cuzqueños, no obstante a su belleza artística, no aportaban mayores elementos para representar dicha celebración navideña. Seguí recorriendo imaginariamente por las danzas huancas, cajamarquinas o arequipeñas, sin dejar de lado las costumbres de la selva como Iquitos o Ucayali, poco significativas, por cierto.
Finalmente, optamos por centrarnos en las navidades de Huayán, porque al margen de contar con toda la información necesaria, era lo más propio, original y muy tradicional, en ese pueblito tan rico en tradiciones y costumbres, sin ninguna injerencia del mundo moderno, y algo muy importante, al margen de cualquier interés comercial o imposiciones forzadas del centralismo y la globalización.
Para empezar el trabajo la primera pregunta de ley fue…Por qué el 25 de diciembre? - a lo cual respondí acudiendo a las fuentes religiosas donde nos dicen que “...Tradicionalmente se celebra este día el nacimiento de Jesús, ya que coincide con las saturnales (festividad romana a la que llegó a denominarse "fiesta de los esclavos"... era, si se permite la comparación, Navidad y Carnaval a un mismo tiempo y el cristianismo de la antigüedad tardía tuvo fuertes problemas para acabar con esta fiesta pagana, intentando sustituirla. Pero, por otro lado, los evangelios no daban una fecha concreta sobre el nacimiento de Jesús. Aunque parecería lógico situar su nacimiento en el año 1, en realidad este fue establecido mediante un cálculo erróneo y hoy se sabe que debió de tener lugar entre dos y siete años antes; y la celebración de esta cristiano evento, el 25 de diciembre; por cuanto por esas fechas también habían celebraciones de otros reyes importantes, de aquellas épocas".
El Niño Dios, el Niño Jesús o el Niño Manuelito, dentro de la tradición religiosa del mundo cristiano, tanto en España como en Latinoamérica, siempre estuvo vinculado a hechos milagrosos tanto en el campo social-humano y en los eventos bélicos; algunas de ella junto a su santísima madre María. Por ejemplo El Niño de Praga “consagrada a esta advocación de la Virgen surgida de la batalla de Lepanto y entregada a los carmelitas descalzos, en conmemoración de la victoria alcanzada por las tropas del Sacro Imperio Romano Germánico sobre las protestantes, en la decisiva batalla de la Montaña Blanca, que tuvo lugar el año 1620 en las afueras de Praga, por la que Fernando IV de Habsburgo”.
También esta ligada a eventos bélicos, como el Nino de Lachoc-Huancavelica, más conocido como El Niño Mariscal, donde según la tradición de los pueblos andinos del Centro del País, este niño ayudó, espiritualmente, a protegerse del enemigo chileno, durante la Campana de la Breña.
En las costumbres y tradiciones de nuestros pueblos andinos, el Niño Dios es adorado y en las épocas navideñas los niños, en especial, le piden directamente un regalo o una bendición. En el siglo XX esta tradición fue convirtiéndose, subliminalmente, en un papá Noel, a quien, las culturas de países desarrollados, lo utilizan más como figura central de las navidades; lo cual se ha convertido en un personaje netamente comercial.
Casi al mismo tiempo que la Virgen María llegaba a Huayán, su hijo El Niño Jesús, también lo hacia, y el pueblo, adecuándose al santoral católico y a sus respectivas festividades, el 25 de diciembre se convierte en este pueblo en uno de los eventos festivos de fin de año más importantes del lugar, para adorar y rendirle pleitesía a este Niño Dios quien, en buena cuenta, es el Salvador de la Humanidad, Nuestro Señor Jesucristo. El Unigénito por haber nacido de un Padre espiritual (Celestial) y de una madre terrenal. Para una mejor identificación con el momento lo llamaremos mejor EL NIÑO JESUS DE HUAYAN.
En qué se diferencia la celebración de la navidad en Huayán de otras celebraciones en el Perú y el mundo?...fue la pregunta de fondo, que este joven investigador nos la hizo. A la cual le respondimos, dejando de lado fuentes escritas o audiovisuales, solo valiéndonos de la experiencia vivida en el Paraíso perdido en los andes llamado, Huayán.
Es una fiesta con casi una semana de duración (5-6 días) donde la competencia es el elemento impulsador, la danza: la expresión artística de la alegría y el regocijo, cuyo arte y tradición son demostrados por unos danzantes denominados “Los Negritos de Huayan”, la comida tradicional, fortalecedora e indispensable para los actores y público observador. Todo esto para darle un marco especial, con rituales de adoración, muy peculiares y llenos de una fe profunda en el hijo de la Virgen María.
La preparación y ejecución de la fiesta a cargo de un procurador, sus mayordomos y caporales es de casi un año, porque para asegurar que la fiesta salga bien, la preparación es con mucha anticipación, mas aún cuando se va a competir con otros grupos que amenizarán el evento.
En líneas generales, le expliqué, a mi interesado interlocutor, que la fiesta empezaba el 23 de diciembre, cuando se rompía el silencio de un pueblo, precisamente con la noche del “rompe”, así llamado porque se tratara de romper simbólicamente el piso empedrado de las calles con bailes varoniles y casi guerreros, al son de acordes musicales a cargo de orquestas especialmente contratadas de otros lugares de la región. A romper con toda la fuerza que tiene el competido es la consigna de los danzantes quienes han salido por separado: los negritos del barrio de arriba y los negritos del barrio de abajo (por los años 60’s del siglo pasado, participaba el barrio del centro, pero tuvo muy poca duración).
En esta noche, de inicio de fiesta, no importa la vestimenta o el disfraz, porque para esta ocasión, lo más importante, es participar en el anonimato, con máscaras, campanillas y ropajes que soporten los golpes y empujones, al momento del gran choque, cuerpo a cuerpo pero danzando con fuerza, arte, virilidad y astucia. La oscuridad es el cómplice para el anonimato y las bebidas calientes, fortalecedoras de la energía y el carácter.
El día 24, víspera de navidad (la noche buena), desde tempranas horas, luego de un buen desayuno, en base a ponches y cuhuayes, los negritos elegantemente vestidos de terno completo (color negro de preferencia) y ataviados de dos bandas cruzadas cubiertas de plata de 9/10, cargando sobre sus hombros 4 huehash (comadrejas - animalitos disecados parecidos los pequeños zorrillos) también adornados de plata, con un sombrero elegante decorado con guirnaldas de flores y cintas multicolores de seda colgadas hacia la espalda, con una campanillas de mano y una máscara negra de piel, estos danzantes se lanzan a las calles para demostrar lo mejor que han preparado para esta ocasión. En cada cuadra se detienen a cantar una canción con su respectivo estribillo. A las 12 del día y 6 de la tarde hacen un alto para restituir las energías perdidas, con un buen sancochado y picante de cuy y su vaso de chicha de jora. A media noche, unidos con el pueblo presencian en la iglesia un nacimiento de Jesús, en vivo, donde la felicidad inunda de alegría en cada rostro de los presentes y danzantes.
El día 25, día central del evento, continua el mismo ceremonial hasta llegar la tarde donde el Niño Dios recorre por las calles en una procesión lleno de recogimiento espiritual, donde la paz y el amor se juntan, porque los danzantes dejan de competir, para rendirle pleitesía con oraciones y cánticos al Mesías recién nacido.
Al día siguiente, se complementa el evento con algunas actividades culturales, deportivas y de entretenimiento. Los detalles de esta gran fiesta navideña te las contaré en otra oportunidad, le dije a mi interlocutor, quien no dejó escapar la pregunta de...y quiénes son esos negritos que bailan?
A lo cual respondí con emociones encontradas de añoranza, nostalgia y orgullo. Para no ir muy lejos y con el compromiso de explicarte, con más detalles en un futuro próximo, le dije a mi hijo: Estos “negritos” y demás componentes de la fiesta navideña, nacen a consecuencia de una mezcla de dos culturas, la española y andina del Perú. Con la llegada de los conquistadores y su proceso de evangelización, los negritos, al igual que en Huánuco, Ica y otras ciudades del Perú, los de Huayán son muy especiales por haber desarrollado un arte que identifica a un pueblo que se yergue en los andes, como algo propio, singular y sin modelos externos o foráneos.
Es por esta razón que “El día 27 de Febrero/2009, el Instituto Nacional de Cultura, mediante Resolución Directoral Nacional N° 286/INC, declaró PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN a la danza "Los Negritos de Huayán", resolviendo lo siguiente:
Artículo Único.- Declarar PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN a la danza "Los Negritos de Huayán", provincia de Huarmey, Región Ancash, en tanto se trata de una manifestación cultural que, por la originalidad de su coreografía y de su música, así como el contenido identitario que tiene para sus portadores, constituye una valiosa expresión del patrimonio inmaterial de Ancash, que contribuye a la afirmación de la identidad colectiva regional y nacional” (Diario Oficial "El Peruano" el 06/Abril/2009).
Esto si que es una interesante fiesta de navidad, sentenció muy animadamente, el jovencito peruano-americano, a quien le prometí, que muy pronto iríamos a Huayán, para disfrutar “en vivo y directo” de esta tradicional y singular fiesta de navidad.
Francisco Castillo Gomero
Arizona-USA

12/12/10

LA VIRGEN DE HUAYAN

Fue a los 6 años de edad cuando me integré a la cultura huayana. Como todo niño inquieto, recién llegado de la costa, empecé a recorrer los campos llenos de rastrojos, en donde se apacentaban libremente vacunos, equinos, porcinos, ovinos y caprinos. Era como un paraíso perdido en los andes peruanos, donde la paz y la libertad estaban presentes en su máxima expresión. Donde sus gentes, como las hormigas laboriosas, recolectaban y almacenaban sus cosechas.
Diciembre estaba muy cerca, grandes fiestas se aproximaban; por tanto, preparar la harina para el pan, cebar los marranos para el chicharrón y la manteca, o el engordar desde cuyes hasta bueyes, entre otras y muchísimas tareas más, mantenía activo a todo un pueblo que se disponía a celebrar una gran fiesta a su patrona y luego a su hijo Jesús.
No era para menos, todo diciembre era prácticamente de completo ajetreo, bullicio, comidas, música, bailes, cuetones y otras costumbres tradicionales, que se habían insertado en el quehacer huayano, desde cuando la estatua de la virgen María llego como un milagro a este pueblito alejado y olvidado, desde los comienzos de nuestra época republicana.
No vamos a detallar, por ahora, los pormenores de la fiesta patronal- muy singular y grandiosa por cierto - porque al escribir esta nota, precisamente en este mes de diciembre, me vinieron a la memoria aquellos momentos de mi niñez, cuando empecé a depositar -como en una computadora -recuerdos, conocimientos y experiencias tan gratas, que el tiempo ni la distancia han podido borrarlas de mi mente.
La experiencia religiosa-repitiendo el titulo de una canción de Enrique Iglesias-fue una de las culturas que más se insertó en mi ser, como elemento modelador de mi personalidad. Por ello, siempre fue mi preocupación por conocer y vivir más estas costumbres y tradiciones de un pueblo que me adoptó como hijo suyo.
De mis padres y demás ancestros, mediante la tradición oral, supe que la imagen de la Virgen María había llegado a Huayán gracias a un milagro y a un personaje llamado Barba, quien, en uno de sus recorridos por cerros inhóspitos, mas específicamente por Pishcupunta, había encontrado una bella imagen, esculpida por manos geniales, como si alguien la habría dejado abandonada en dicho lugar. Fue como una aparición milagrosa.
Este noble campesino, a semejanza de Juan Diego de México-quien encontró un manto con la imagen de la Virgen de Guadalupe- cargó con la venerada imagen y se dirigió a Irmán, lugar donde le entró la duda… ¿y ahora a donde ir…a Coris, Succha o Huayan?. Para estar más seguro de su decisión convocó a tres testigos de dichos lugares.
La solución salomónica habría sido, dejar a la voluntad divina. Para el efecto se propuso que, el quien tuviese la mayor facilidad para llevarse dicha imagen, lo hiciera, previo un sorteo a usanza de la época. El primer turno le correspondería al representante de Coris, quien no pudo cargarla porque le resultaba muy pesada la imagen; luego hizo el intento el representante de Succha, quien tampoco pudo levantarla. Finalmente, quedaba el representante de Huayán, quien si pudo cargarla y caminar sin ninguna dificultad. Por tanto, la imagen de la Virgen María llegó a Huayán, para convertirse luego en su patrona.
Lo importante de toda esta historia fue la aparición milagrosa, más conocida como apariciones marianas o mariofanias. La historia del catolicismo recuerda numerosas apariciones, de las cuales sólo algunas han sido aprobadas oficialmente. Entre las más conocidas podemos citar: Guadalupe (México, 1531), Lourdes (Francia, 1858), Fátima (Portugal, 1917); la que se refiere a Medjugorje (1981) todavía en estudio por parte de las autoridades católicas.
Aquí viene lo importante; si debido a estas apariciones la Virgen María obtuvíaun nombre especifico, de acuerdo al lugar de las apariciones; por qué no llamar, también a María, madre de nuestro Salvador, como LA VIRGEN DE HUAYAN, tan igual como a la Virgen de Guadalupe, Virgen de Lourdes o Virgen de Fátima.
¿Un gran descuido ,un error eclesiástico, una minimización de los hechos, o una supina ignorancia que Huayán existe?. Porque, como es de conocimiento publico, Huayán era una cofradía muy importante para la iglesia Católica, donde tenía como propiedades grandes extensiones de terreno y numerosa ganadería, cuyos productos convertidos en queso o dinero, iban directamente a Roma.
Como todos sabemos, María es la madre de aquel hijo unigénito y primogénito de Dios. Unigénito porque es el único de haber nacido de una madre terrenal y de un padre celestial, primogénito porque en la preexistencia fue el primer hijo de un Padre Eterno. María es Madre del Salvador del mundo, por tanto es madre espiritual de Huayán y de toda el mundo católico, y por qué no decir, de la humanidad entera. Porque desde la preexistencia, Ella fue designada como tal. En consecuencia su bendito nombre debe ser usado por igual, en cualquier parte del mundo.
En Huayán se la reconoce más como La Virgen Inmaculada Concepción, por un titulo, muy bien otorgada, dentro del catolicismo; denominación o identificación - que de alguna manera – no expresa su verdadera naturaleza como madre de un Dios que es Jesucristo; o por lo menos como la virgen María que esta ligada histórica y culturalmente a un pueblo que la recibió como su patrona indiscutible: LA VIRGEN MARIA DE HUAYAN– MADRE DE JESUS EL CRISTO, al estilo de las más grandes ciudades del mundo.
Como cultura general recordaremos que “La Bienaventurada Virgen María, es el título tradicional específico usado por un gran número de cristianos, entre ellos los católicos, ortodoxos y otros, para nombrar a María la madre de Jesús. El título lleva con él no sólo la creencia en su virginidad sino un reconocimiento especial del papel de la figura de María en la iglesia católica y en la vida de todo católico. Dicho papel fue proclamado solemnemente en el capítulo VIII de la Constitución Dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II que explica la figura de María dentro de la Iglesia Católica.
Asimismo, el 8 de diciembre de 1854, en Roma, el papa Pío IX proclama el dogma de la Inmaculada Concepción, que sostiene que María, madre de Jesús de Nazaret, nació libre del pecado original (el pecado que habría transmitido Adán a toda la humanidad).
El dogma de la Inmaculada Concepción es un artículo de fe del catolicismo que sostiene la creencia en que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, es decir, de su ser personal, estuvo libre de todo pecado. Un dogma es una doctrina sostenida por una religión u otra organización de autoridad y que no admite réplica, es decir, es una creencia individual o colectiva no sujeta a prueba de veracidad, cuyo contenido puede ser religioso, filosófico, social, sexual, etc., impulsado por una utilidad práctica”. (Enciclopedia Wikipedia).
Esta nota nos aclara el por qué de la denominación de Inmaculada Concepción y la razón por la cual el 8 de diciembre es el día dedicado para celebrar y recordar a la Madre de nuestro Salvador.
Por ejemplo, en España se celebra a la Inmaculada como patrona y protectora desde 1644, siendo el 8 de diciembre fiesta de carácter nacional. Durante la celebración de dicha festividad, los sacerdotes españoles tienen el privilegio de vestir casulla azul. Este privilegio fue otorgado por la Santa Sede en 1864, como agradecimiento a la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción que hizo España.
En el Perú. El 8 de diciembre, es celebrada, mayormente en la región de Ancash, especialmente en Huayán, donde los días 6,7, 8 9 de diciembre son dedicados a este gran homenaje a María, Madre de nuestro señor Jesucristo. La fiesta es la mas grandiosa de toda la Región Ancash y por que no decirlo, de todo el Perú; porque de la experiencia lograda a lo largo y ancho del país, existen pocas ciudades o pueblos como Huayan, que genera una gran convocatoria y solemnidad, dicho festejo.
El 8 de diciembre es feriado nacional en Argentina, Colombia, Chile y Perú, en Brasil solo en algunos estados, día festivo en Ecuador, Panamá y Nicaragua. En México pocos estados lo celebran, pero el 12 de diciembre es día festivo en el Distrito Federal, dedicado a la Virgen de Guadalupe, la cual es la misma Virgen María.
Francisco Castillo
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